Aquí, en pleno corazón del Pirineo, a los pies de Soldeu, la naturaleza marca su propio ritmo. Sin normas, sin tiempo.
Quienes la viven lo saben. Saben que la tierra sólo le pertenece a ella. Y que no es posible convivir con ella sin protegerla, sin respetarla.
Sin dejarla ser.
Bajo esa premisa, la familia Calbó ha convivido con ella, la naturaleza, durante generaciones. Aquí, en la austeridad de la montaña, la familia inició un proyecto de vida que naciera en una modesta casa pairal. Persistiendo a los embistes del tiempo, la casa, convertida en hostal siglos después, pasó a ser parada obligada de los viajeros que venían y marchaban a Francia.
Desde entonces el proyecto familiar de los Calbó siguió creciendo para mejorar la experiencia de un visitante atraído por la magia de la montaña y alojar a quienes allí
se acercaran para disfrutar y respetar el entorno.
se acercaran para disfrutar y respetar el entorno.
Una vida de esfuerzo y lealtad al entorno que ha modelado el pasado y presente de una familia ligada al territorio.
Nadie dijo que fuera fácil llegar. Era un sueño arriesgado, irracional. Y a la vez hermoso.